Para este mes, Yogi Bhajan, maestro de Kundalini Yoga nos dejó una receta especial con clavos de olor, como remedio para combatir resfriados tan propios de estas fechas, cuando el cuerpo se está aclimatando a los cambios de la nueva estación:
Sumerge un puñadito de clavos en agua a temperatura ambiente (no es necesario hervir), y déjalos en remojo toda la noche. Lo primero que debes hacer por la mañana es enjuagarte la boca con 3 cucharaditas de esta agua cuando te laves los dientes. Puedes hacer una cantidad para 3 o 4 días y dejar el agua en la nevera. Repite este enjuague durante todos los días del mes de mayo y tendrás una protección adicional contra las enfermedades víricas.
El aceite esencial de clavo de olor (Eugenia caryophillata) es un potente antivírico y su aroma nos traslada, por lo general, a momentos pasados, a las comidas caseras y aromatizadas de nuestras abuelas, a platos calientes y reconfortantes, y más lejos aún, a los mercados medievales y a los comerciantes de especias. En China y en India forma parte de su farmacopea tradicional y de su especiada cocina. Antiguamente, se curaban con clavo de olor las hernias, diarreas, bronquitis y, actualmente, se sigue utilizando para combatir parásitos intestinales, infecciones de la piel, problemas digestivos y dolores de dientes.
Este último es quizás el responsable de que no siempre nos agrade su aroma, pues muchos lo asociamos a las visitas al dentista y quizás a sensaciones algo ingratas, pero eso no significa que no podamos reconducir esas ’malas experiencias’.
El clavo de olor es también uno de los componentes fundamentales de una sinergia famosa, que en la farmacopea clásica ha pasado con el nombre de Vinagre de los 4 ladrones. Cuenta la leyenda que, durante una de las epidemias de peste que asolaron Europa, unos ladrones se friccionaban con una mezcla compuesta de varias plantas con propiedades antiinfecciosas como la canela, la lavanda, la menta piperita y el clavo de olor, entre otras. Con esta protección se acercaban sin temor a las viviendas de las víctimas de la peste para robar todo tipo de joyas y objetos de valor.
Esta historia nos da una idea de las potentes propiedades de estos pequeños clavitos (el aceite esencial procede de los botones florales de la planta) para combatir infecciones, parásitos, hongos, estimular el sistema inmunológico, y el sistema nervioso. Además es un potente antioxidante y antiálgico. No es un aceite de precio elevado, pues apenas se necesitan entre 6 y 7 kg de su producción para obtener un litro de aceite esencial (¡compáralo con el aceite esencial de Rosa que precisa 4000 kg de pétalos para obtener la misma cantidad!).… ¡Bien merece la pena reconciliarse con su olor!
Sus interesantes propiedades se deben sobre todo a su alto contenido en eugenol, un fenol muy potente que puede presentar cierta toxicidad si no se utiliza con las debidas precauciones. Es imprescindible aplicar las dosis indicadas y emplearlo siempre diluido en un 20% con un aceite vegetal. No se recomienda su uso ni durante el embarazo, ni durante la lactancia, ni en niños menores de 6 años. En cambio, sí se aplica en sinergias que facilitan el parto, y lo encontráis por ejemplo en el producto 'Parto armonioso’ de los laboratorios Pranarom creado específicamente para este momento.
Existen estudios que confirman su gran poder antioxidante. Se incluye también en recetas de aromaterapia para la artrosis, artritis, trastornos del sistema circulatorio y para regular la tiroides. Desde un punto de vista emocional, se dice que el aceite esencial de clavo puede utilizarse en momentos de cambio, para emprender nuevos proyectos y para dejar atrás momentos pasados de los que queremos desprendernos. ¡Todo es probar!
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